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INFORMACIÓN PARA LOS ESTUDIANTES




Correo tareas : alfredocristoreytareas@gmail.com

Contacto para act. académicas: 305 262 0912

-Para los grados 10 y 11 tendrán actividades diferentes a las de 9no en educación física 

-Para la recuperación se deben realizar las tareas o talleres que no se hicieron durante el período a recuperar.

CONDICIONES!

-Cada texto, página y/o dibujo debe estar marcado con el nombre del alumno y numero de tema, hoja que no este marcada sera calificada con menor valor.

-Dibujos que no estén pintados, completos a color o en blanco y negro y NO serán tenidos en cuenta con valoración completa.

- Al Realizar las biografías de los artistas en el cuaderno tener en cuenta el siguiente orden: obra, foto, texto.

1- en la primera página la obra del artista
2- en la segunda página la foto del artista
3- en la tercera página la biografía del artista 



RECOMENDACIONES!

INVITAMOS A LOS ALUMNOS A QUE VISITEN CADA UNO DE LOS CONTENIDOS DE CADA GRADO Y PERIODO PARA QUE DISFRUTEN MÁS DE LA HISTORIA DEL ARTE

Color Explorer - Nuevo google Arts & culture

Elige un color de los que hay en la banda superior y verás una colección de cuadros donde predomina el color que has elegido. Y si tocás uno se amplía, muestra el nombre del pintor, año en que fue pintado y la colección o el museo al que pertenece. Algo más para conocer, aprender, recordar, entretenerse.....

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Más obras de arte
Para ver las fotos a color solo hay que tocarlas

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Vincent van Gogh en periférico, 360 grados. Muevan la pantalla con el dedo lentamente. Vale la pena! Espectacular!!!!
link→→→→→→→→→→→→→→ Obra Van Gogh



Introduccion

Institucion Educativa Cristo Rey - Materia: Artistica

Profesor: Alfredo Henao C.

Este Blog esta hecho con fines educativos para facilitar el trabajo de investigación y búsqueda de los estudiantes, con el propósito de que puedan conocer más sobre el arte y la cultura del mundo,
enseñando técnicas de dibujo, Artistas destacados de la historia y muestras de arte famosas, para que nuestros alumnos puedan desarrollar un buen manejo del dibujo y adquieran conocimientos de la historia del arte universal; también veremos contenido de Ética y valores y educación física, correspondiente a la parte final del primer periodo académico, para contribuir en el trabajo individual de los alumnos en sus respectivos hogares.

Dibujos - Portadas del primer período de nuestros estudiantes


graffiti 







Arte Figurativo









Educación física

Materia : Educación Física y Deportes
Profesor: Alfredo Henao C



OBJETIVOS DEL ÁREA


*Asumir las tomas de decisiones sobre los aspectos fundamentales de la actividad física para la formación personal 

*Reconocer y explorar las posibilidades sensoriales del cuerpo a través del juego 

*Definir las practicas cotidianas de hábitos de vida saludables según intereses y aportes a su bienestar 

temas
1. parada de manos
2. rollito hacia atrás y adelante
3. rueda lateral o vuelta estrella
4. salto doble cuerda
5. beneficios de caminar y trotar para el cuerpo


  • Para ver todo el contenido de esta área ir a pestañas y dar click en Ed Fisica ↗↗

Ética y Valores Grado 9°

Materia: Etica y Valores
Profesor: Alfredo Henao C.
Grado: 9°



Objetivos generales

Propiciar el conocimiento y comprensión de la realidad nacional para consolidar los valores propios de la nacionalidad colombiana tales como la solidaridad, la tolerancia, la democracia, la justicia, la convivencia social, la cooperación y la ayuda mutua.

Propiciar la formación social, ética, moral y demás valores del desarrollo humano.

Objetivos específicos 
  1. Tomar conciencia de la relación entre el disfrute de los derechos personales y el respeto de los derechos de los demás
  2. identificar los valores fundamentales que rigen a las comunidades, asumiendo críticamente su incorporación en ellas.

Valores
La excelencia, la participación, la convivencia, el sentido de pertenencia, el compromiso, la responsabilidad social

RECUPERACIÓN DE ÉTICA Y VALORES SEGUNDO PERIODO

 INFORMACIÓN:

- Lean detenidamente el texto y copien el nombre del taller y las preguntas de la actividad para responderlas con amplitud y agregar ilustraciones.

- La solución de los talleres puede ser en sus cuadernos o en word

- En caso de necesitar más información la encontraras en el blog en los contenidos de ética y valores

TALLER - R 2.1 

Tema: Dos helados y más de tres mentiras

Antonia y Fernández estaban sentados en una mesa gris metálica. El lugar escogido para la cita era el patio de un centro comercial que tenia unas mesitas con parasoles de colores y asientos futuristas. La tarde se acababa y un tímido sol rojizo se ocultaba entre los edificios de la ciudad. Ya habían transcurrido varios días y el incidente en la cancha de futbol estaba aclarado y perdonado.
Era la primera vez que los dos se veían fuera del colegio. Ambos habían tenido el tiempo justo para cambiarse de ropa y ponerse lo que creían más adecuado para este encuentro, que tenía todo el aspecto de ser una cita romántica. Era, también, un diálogo entre dos desconocidos que querían dejar de serlo.
- ¿Tienes otro nombre que no sea Fernández? Me siento hablando con un militar.
- Sí.                                                       
-¿Y cuál es?   – preguntó Antonia impaciente.
- Es mi nombre de pila.                       
-¿De qué?
- El nombre con el que me bautizaron.
- Si no quieres decírmelo, pues no te preocupes, te digo Fernández y ya… o te pongo un apodo.
- ¿Qué apodo me pondrías?
- Aun no lo he pensado… pero seria algo relacionado con un roedor.
- ¿Con un ratón?
- No necesariamente con un ratón, puede ser algo con ardillas o conejos… en todo caso algo que dé la idea de un ser con ojitos pequeños y dientes filudos.
- No tengo ojitos pequeños y creo que todos tenemos dientes filudos… de eso se trata… de que nos sirvan para comer.
- Pues a ti no te sirven mucho para eso.
- ¿Por qué lo dices?
- Porque la persona que lave tu camisa sabrá que estuviste comiendo helado de fresa con vainilla.
El joven, a quien por ahora seguiremos llamando Fernández, bajo la vista y contemplo un caminito de gotas rosadas y blancas que descendía desde su pecho hasta el ombligo. Entonces soltó una carcajada liberadora que contagio a Antonia. Ella tomó una servilleta y con los ojos húmedos de risa le limpió la camisa.
- Fernando.
- ¿Quién es Fernando?
- Yo. Mi nombre es Fernando Fernández.
- ¿En serio?
- Si. Mi papá estaba muy orgulloso de su apellido y parece que buscó el nombre que más se le parecía.
- ¿Estaba? ¿Ya no esta orgulloso de su apellido?
- Murió.
- Lo siento. De verdad lo siento mucho. Debe ser horrible perder al papá; sin embargo, no me sorprende demasiado la noticia… no sé cómo explicarte, pero estaba casi segura de que eras huérfano. Tienes ojos tristes y algo en tu cara que…
- No importa. Igual, viajaba todos los meses y nunca tenía tiempo para mí. Sólo pensaba en hacer dinero.
- Te entiendo, mis papás trabajan 25 horas al día y parece que no les bastara con lo que tenemos, siempre quieren más y más…
- Y no los ves nunca…
- Casi nunca.
- O sea que eres de esas niñas a las que no les falta nada, excepto los papás.
- Sí. Suena duro y un poco cruel, pero creo que es así…
- Bueno, vinimos a hablar de nosotros, no de nuestros papás.
- Yo no dije que fuéramos a hablar de nosotros, sólo te invité a comer un helado.
- Entonces… ¿me termino de derramar el helado en la camisa y nos vamos?
- Si quieres…
- ¿Y tú qué quieres?
Antonia se quedó en silencio unos instantes. Lo miró muy seria y soltó una frase que la sorprendió. Dijo lo que pensaba sin ninguna timidez, sin ninguna vacilación:
- Quiero que te quedes toda la vida mirándome así, con cara de idiota enamorado.
- Ni idiota… ni enamorado… ¿Qué te pasa?
- ¿Vas a negar que te gusto?
- ¿Y tú? ¿Vas a negar que lo que menos te importaba de esta salida era el helado?
- No, no lo voy a negar. Lo que me importa es conocerte, Fernando.
- Qué raro suena mi nombre cuando lo pronuncias. Que raro que hables como hablas… tan sinceramente… casi con descaro… nunca había conocido una niña como tú.
- Ni la volverás a conocer. Soy única en el universo. Hay una Antonia en toda la galaxia.
- Me alegro de conocer la única. Habría podido nacer en otro planeta y me habría perdido de darte semejante beso.
- ¿De qué beso hablas?
- De esté -contestó Fernando, mientras acercaba la cara de Antonia con sus dos manos y le daba el beso más dulce, largo, tierno y amoroso que ella hubiera recibido jamás.
Los dos permanecieron callados unos minutos. Los helados se derretían lentamente sobre la mesa. La noche había empezado sin que ellos lo notaran. La gente los miraba con una sonrisa cómplice. El mundo avanzaba en cámara lenta y ellos sólo veían sus ojos reflejados en los ojos del otro. Años después, recordarían esa tarde como uno de los momentos más hermosos de sus vidas.
- ¿Y ahora qué se supone que debemos hacer? ¿Qué dicen las revistas sobre los que se besan así? -preguntó Fernando.
- No lo recuerdo. Creo que deberíamos decir que somos almas gemelas o algo así…
- ¿Tú sientes que somos eso?
- Te va a sonar ridículo y cursi… pero sí lo creo. Me sorprende que seas huérfano y yo lo haya adivinado. Me sorprende, también, que seamos dos niños adinerados que deseaban ser más amados por sus padres. Que no tengamos hermanos… que nos gustemos como nos gustamos… que seamos tan sinceros y tan directos en lo que decimos y sentimos. Sí, creo que somos el uno para el otro y pienso que tampoco hay más Fernandos en toda la galaxia.
Fernando la miró con una expresión extraña.
- Tal vez tengas razón. Oye… tengo que irme ya.
- ¿No te puedes quedar otro rato?
- No. Tengo que irme.
- ¿Vienen a recogerte?
- Sí, claro.
- ¿Me llevas?
- No… es decir, claro que te llevaría, pero el chofer también tiene que recoger a mi tía y… ya es tarde…
- Listo. Entonces despáchalo y yo te llevo. Solo es llamar al chofer de mi mamá y él estará aquí en unos minutos.
- No. Voy solo. Quiero pensar un rato.
- ¿Qué te pasa? ¿Dije algo malo?
- No. Lo siento pero me tengo que ir.
Fernando se levantó. Caminó unos cuantos pasos y, de repente, comenzó a correr. Antonia lo siguió hasta la calle y le tomo un brazo con toda su fuerza. Fernando agachó la cabeza. Estaba llorando silenciosamente, sin quejarse, con esas lágrimas pequeñas y escasas que queman las mejillas.
- ¿Que qué me pasa? Que soy un mentiroso… que no te merezco, que eres una maravilla de persona, que eres linda, que eres sincera y yo un imbécil que se avergüenza de decir que sí tiene hermanos, que no hay ningún chofer que lo recoja, que no es huérfano, que no tiene dinero, que es hijo de un tipo que lo abandonó cuando era niño y que vive en un barrio al que te daría miedo entrar… eso me pasa.
Antonia lo miró sin decir nada. Sentía el pecho cerrado. Le faltaba el aire, no entendía bien lo que él le decía. Las palabras sonaban como ecos en su mente. De repente, se dio cuenta de que le estaba secando las mejillas con su mano derecha, de que no tenía rabia, de que sentía una inmensa ternura. Le dio un abrazo y le dijo con una voz que parecía mas un secreto que una invitación:
- Anda, vamos a llamar y a esperar el auto a la salida. Yo te llevo, no me importa donde vivas. Lo único que me da miedo hoy es perderte.

ACTIVIDAD

1. ¿Cómo crees que ellos dos solucionaron lo sucedido en la cancha?

2. ¿Por qué una carcajada puede ser algo liberador?

3. “O sea que eres de esas niñas a las que no les falta nada, excepto los papás” ¿Qué opinas de esta frase? ¿Crees que esto sucede con frecuencia? ¿Cuáles pueden ser las causas?

4. ¿Alguna vez has estado enamorado(a)? Describe lo que sentiste.

5. ¿Crees que las revistas o los medios de comunicación deben decirnos como actuar? ¿Por qué?

6. ¿Por qué razón mienten las personas? ¿Por qué lo has hecho tú?

7. ¿Qué habrías contestado tú, si hubieras sido Fernando? ¿Cómo habrías reaccionado si hubieras sido Antonia?


TALLER - R 2.2

Tema: Del desagrado al agrado
La idea de “estar bien” supone, a su vez, la idea y la posibilidad de “estar”, no sólo como situación sino también como capacidad de detenerse. Capacidad para no ir a ningún lugar. “Estar” es estar consigo y con el otro. Este detenimiento implica haber desarrollado alguna habilidad para vérselas con los dinamismos del irse a otra parte. Y nos parece que el más potente de esos dinamismos es el que surge por la huida ante la presencia en nosotros de aspectos desagradables.
Las personas estamos habitadas también por regiones desagradables que alimentan la no-quietud, el no-estar. Son símbolos, imágenes, mensajes, representaciones que desaprueban, amenazan, condenan, desprecian aquello que somos, a aquellos con quienes estamos o al momento que vivimos, es decir, lo que forma parte de nuestra situación de vida. Estas representaciones circulan por nuestra mente, acechan. Aprender a “estar” y “estar” bien supone dejar que transiten y nos atraviesen sin treparnos a sus estribos para irnos con ellas a otra parte. Si uno se trepa a los símbolos del malestar, éstos nos llevarán lejos, nos lanzarán a viajes de lejanía, de alienación.
En alguna parte de nosotros las fuerzas que nos llevan a des-situarnos, a desvincularnos con lo nuestro, el bagaje de experiencias, los rasgos de personalidad, el lugar geográfico, nuestro lugar social, se vuelven odiosas; una especie de odio al “si mismo” puede aparecer en nuestro interior.
Entre todos los viajes de exilio de si mismo que son posibles, nada comparable con huir de nuestra situación humana, no aceptar que somos humanos. ¿Por qué?
Porque la existencia humana contiene la perspectiva de la muerte. Idea cargada de veracidad. Aquí no hay horror imaginario. Un día habré de morir. Idea sorprendente. Fantasma efectivo. Sólo permitir que la perspectiva de la muerte nos atraviese, nos permitirá estar allí, en la vida, como lugar al que fuimos destinados y al que elegimos.
Las imágenes del horror a sí mismo que pueden surgir de lo profundo de nosotros mismos nos presentan una alternativa: correr delante de ellas, correr detrás de ellas o permitir que nos atraviesen y se alejen. Para “estar” es necesario haber retornado muchas veces de estos movimientos de negación, de exilio, de rencor a la vida, que surgen de nuestro interior. Luego de recorrer este terreno propio de la autodestrucción, entonces se pondrá reposar: Allí con nosotros mismos y con el otro. Habrá finalizado la huida.

Estar ahí, con trajes y desnudo

Para hacernos presentes los seres humanos habitualmente necesitamos escondernos, insinuarnos detrás e las armaduras, los trajes de fiesta, los títulos, los discursos, los lenguajes. Y esto no es engaño, es protección, y es un modo de manifestarse más progresivo, mas complejo, nunca del todo completado. Yo soy también mis apariencias, aunque las apariencias no sean transparencia, sino que también impliquen ocultar, sustraer e insinuar. Las mascaras son también nuestro rostro. Un modo de estar es, entonces, aparecer, mostrarse, aunque sea protegido por las máscaras.
Pero hay también otra presencia y otro aparecer más desnudo, que forma parte del desarrollo de la capacidad de estar ahí, presentes: aparecer sin discursos preparados, sin alternativas de acción, sin protecciones, sin soluciones. Ofrecer el límite del cuerpo, el espacio que ocupo y el que dejo vacío. Hasta donde llegan mis manos y hasta donde no alcanzan. La propia historia y no otra. La presencia desnuda.

Hay un malestar abierto al bienestar

El bienestar no es asimilable a la imagen mediática del hombre y la mujer que cada mañana cuelgan en sus rostros una sonrisa plástica, radiante y permanente. Esta se la dejamos a la versión televisiva de la felicidad como “buena onda”. Para este bienestar ya tenemos un formidable educador: la TV. La historia humana, como lo señalamos más arriba, incluye momentos de dificultad, de dolor, de confusión, horizontes que se cierran como paredes infranqueables de cemento. La historia humana es bienestar y malestar, luz y oscuridad, según lo enseñan las grandes tradiciones religiosas.
Pero el malestar que fomenta el obrar destructivo es sólo aquel que se instala como resentimiento. El resentimiento es el malestar inmóvil. El malestar instalado. El malestar como destino, como signo final. Este malestar instalado es también una estrategia de vida, un recurso. Como tal se convierte en planificación del daño.
Hay otras situaciones de malestar que son de transito y que pueden acabar colaborando con el bienestar. Frente a las circunstancias de luto de las historias, hay quienes se ponen en actitud de transitarlas. Se abandonan al torrente de la vida. Se entregan el carácter histórico del malestar. Atraviesan los trechos oscuros del camino. Se permiten el dolor. Es el camino mas apto para recuperar un sentido, porque se parte de la afirmación tozuda del mismo.
Pero los que caminan por las tierras áridas del malestar necesitan incluir espacios de bienestar: el placer de una comida, de lo sexual, del afecto y la comprensión, el derramarse, en la piel, de la luz del sol, el color de los paisajes y el juego. Los pequeños proyectos. Solo el bagaje del bienestar acumulado por las personas les permite convertir el malestar en un camino a transitar.
No somos partidarios de optimismos ingenuos. Hay situaciones de vida que están prácticamente cerradas. No hay por donde avanzar. El sentido parece reducirse a la nada. Misterios de la vida.
Una forma de malestar que no excluye sino que se asocia al bienestar es el malestar del crecimiento. El malestar que viene de abrirse a las diferencias ya que en esto consiste, fundamentalmente, el crecimiento humano. En cambio, el malestar del resentimiento es el malestar del decrecer, del achicarse.
Crecer y madurar puede producir diferentes malestares. Uno es el malestar del contacto consigo mismo: los propios sentimientos, debilidades, limitaciones. El malestar del espejo. Muchas veces son los otros los que se nos aceran con un espejo en sus manos. Nos muestran nuestro verdadero rostro. El malestar de la verdad.
Fernando Onetto
Ética para los que no son héroes

ACTIVIDAD

1. ¿Hay algo de ti o de tu vida que consideres desagradable? ¿Por qué?

2. Redacta un breve ensayo para explicar qué relación tienen estas afirmaciones con la actitud que estuvo Fernando.

3. ¿De que forma la muerte puede darle un sentido profundo a la vida? Explica.

4. ¿En que sentido las mascaras pueden ser también nuestro rostro? Explica.

5. ¿Por qué piensas que el resentimiento es un “malestar instalado”?

6. ¿Cuáles crees que han sido las mejores experiencias que has tenido en tu vida?

7. Elabora un cuadro explicativo sobre las tres clases de “malestar” descritas por el autor. ¿Cuáles de ellas son positivas?


TALLER - R 2.3

Tema: un millón de preguntas y una sola respuesta

Don José, el chofer, manejaba el auto muy despacio y lo hacía por petición de Antonia, pues ella no deseaba que se acabaran las calles. No tenía miedo de ir al barrio donde vivía Fernando, lo que necesitaba era tiempo. Tenía la cabeza clara, tan clara como había querido tenerla siempre y nunca lo había logrado hasta hoy.
Los dos estaban acomodados en la parte trasera y se escuchaba la música de la radio. Antonia miró fugazmente a su amigo y vio que estaba asustado, sorprendido. Tenía ese rostro impotente que aparece cuando alguien nos desarma con su bondad o su generosidad; cuando alguien nos devuelve las palabras duras o las agresiones con un gesto de dulzura; cuando alguien nos responde con amor y comprensión ante nuestra torpeza, nuestro miedo o nuestra ira.
Fernando estaba a la espera. Su nueva amiga aprovecho el sonido de la música y le dijo:
-Voy a hacerte unas preguntas que quiero que me contestes con completa sinceridad. Como dicen en las películas, quiero que me digas la verdad y nada más que la verdad. ¿Aceptas?
-Sí.
- ¿Estás seguro? Pueden ser difíciles de contestar, pueden ser comprometedoras...
-Sí. Acepto.
- ¿Por qué estás tan seguro?
-Porque una persona que actúa como tú acabas de hacerlo merece toda mi confianza. Nunca nadie me había respondido con tanta dulzura después de haber cometido una tontería tan grande como mentirle. Me respondiste como el árbol del refrán.
- ¿Cuál árbol?
- ¿No lo has oído?
- ¿Oír un árbol?
-No.… el refrán.
-No sé de qué hablas.
-Hay un refrán que dice: “El árbol contesta al hachazo del leñador con una lluvia de flores”.
-Suena lindo.
-No solo suena, es lindo y es verdad. Eso es lo que hiciste hoy conmigo como respuesta a mis mentiras.
-Gracias. Solo trate de ser honesta con mis sentimientos. Al comienzo, los dos primeros segundos, pensé que debía enfurecerme, pero luego mi corazón sintió ternura por ti.
- ¿Solo ternura? -pregunto Fernando con picardía.
-Ya hablaremos de eso. Por lo pronto, ese no es el tema.
- ¿Cuál es el tema?
-Mis preguntas. El cuestionario que quiero que respondas.
-Vale. Adelante, ya te dije que estoy listo. ¿Cuál es la primera pregunta?
-Esta es el número uno: ¿Cuál es la primera persona que recuerdas haber visto en tu vida?
- ¿Qué quieres decir?
-Pues eso. Nada más.
-Pues supongo que...
-No supongas nada...simplemente recuerda... ¿cuál fue la primera cara que viste?
-La de mi mamá.
-Muy bien. Segunda pregunta: ¿Cuál es la fecha que más te gusta?
-Hay dos. La navidad y mi cumpleaños.
-Si te tocara elegir entre las dos, ¿con cuál te quedarías?
-Con la navidad.
- ¿Por qué?
-Porque es un día en el que me siento cumpliendo años, pero en realidad parece que todos están de cumpleaños. Las personas sonríen y se emocionan.
- ¿Con quién pasas la navidad?
-Lógicamente, con mi familia. Mi mamá y mis hermanos. Nos reunimos, cantamos un poco y comemos cosas muy ricas. A veces mi papá llama borracho y llora.
- ¿Te parece lo más normal pasar la navidad con tu mamá y tus hermanos?
-Claro.
-Pues para mí es diferente. Muchas veces mi papá está en un congreso y manda saludos por teléfono, sin llorar y sin estar borracho. Dice “¡Feliz Navidad!” con la misma emoción con que yo digo tarea de algebra. Mi mamá piensa que eso de las celebraciones es muy relativo. No sé muy bien que quiere decir con eso, lo que sí sé es que, en mi casa, la Navidad a veces se celebra el 10 de diciembre, para evitar las congestiones y los ajetreos del 24. En otras ocasiones, no se celebra y las peores son las Navidades que se celebran.
- ¿Qué quieres decir? Eso sí que no lo entiendo.
-Pues quiero decir que cuando por casualidad todos estamos en cada, comemos muy callados, nos damos un abrazo sin ganas y nos vamos a dormir temprano.
- ¿Por qué?
-No lo sé. Me lo he preguntado todos los años de mi vida. Algo está fallando en mi casa y no sé cómo arreglarlo. Es difícil hablar con ellos. Pero tampoco creo que les quede fácil hablar conmigo, a veces me encierro en mí misma como una ostra.
- ¿Tu?
-Sí, yo. Bueno, las preguntas eran para ti, no para mí.
-De acuerdo, continúa.
- ¿A quién extrañas cuando estas de viaje?
-A mi mamá, a Paco y a Lola.
- ¿Son tus hermanos?
-Sí.
- ¿Menores?
-Sí.
- ¿A quién extrañas cuando están todos en casa?
-A nadie, por supuesto.
-Fernando... me dijiste que contestarías la verdad.
-Pero, Antonia, ¿a quién quieres que extrañe si están todos en casa?
-Eso lo respondes tú, no yo.
-Ah, ya entiendo, te refieres a amigos y amigas.
-Solo responde lo que sientas.
-Bueno, pues si, voy a comenzar a extrañarte a partir de hoy, pero es que todo esto ha sucedido muy rápido y no puedo decirte que llevo extrañándote toda la vida... sería absurdo.
-Fernando...
- ¿Qué pasa?
-Sabes que no hablo de mí.
-Está bien. ¿Qué quieres oír?
-La verdad.
-De acuerdo, de acuerdo, lo extraño a él.
-Él tiene nombre.
-Sí, extraño a mi papá, lo extraño muchísimo.
- ¿Por qué no se lo dices nunca?
- ¿Cuándo? ¿Cuándo llama borracho?
-No. Cualquier otro día. Consigues su teléfono, tal vez tu mamá lo tenga, y le hablas. No te guardes todo en tu corazón. Los sentimientos que se guardan se pudren.
-Eso sonó feo.
-Pero es la verdad. Hasta dicen que las personas que viven con odio o que no han sabido perdonar son más propensas al cáncer.
- ¿Y tú crees eso?
-Me parece muy lógico. Entonces, ¿Lo vas a hacer?
-Dame un poco de tiempo. No puedo decirte que lo voy a hacer mañana porque te estaría mintiendo, y eso es algo que no voy a volver a hacer jamás.
-Bueno... aquí va la tercera: Si estallara la tercera guerra mundial, ¿a quién llevarías a un refugio antiatómico?
- ¿Qué?
-Lo que oíste.
-Suena exagerado.
- ¿Pero ¿qué harías?
-Ya sabes... me llevaría a Paco, a Lola, a mi mamá y, si lo encuentro, a mi papá.
-Y si...
-Oye. Ya llegamos. Es esa casa blanca con mostaza. Aquí me quedo. No necesito más cuestionarios. No volveré a avergonzarme de mi casa ni de mi familia. Ya lo capté. Negar a mis dos hermanitos y a mi papá es de las cosas más feas que he hecho. Ya me siento como una cucaracha... ¿contenta?
-No quiero que te sientas como una cucaracha...además serias una cucaracha muy guapa, con esos ojazos... bueno, ese no es el punto. Lo que quería es que supieras que te envidio.
- ¿Qué me qué?
-Si, te envidio, en el buen sentido, porque tienes una linda familia con quien compartir. Nunca lo olvides.
Fernando se bajó del auto con una expresión en la que se mezclaban la sorpresa y el orgullo. El auto se alejó y las luces rojas traseras le parecieron los ojos de un monstruo que se iba para siempre de su vida: el miedo a aceptar quién era.

ACTIVIDAD

1. ¿Con respecto a que asunto te gustaría tener la cabeza clara?

2. ¿Alguna vez te han respondido con dulzura después de haber actuado mal? ¿cuándo?

3. ¿Cuál es tu fecha del año preferida? ¿Por qué?

4. ¿Cómo y con quien celebras tú la navidad?

5. ¿Crees que en tu casa puede estar sucediendo algo similar que en la de Antonia? ¿Podrías ayudar de alguna manera?

6. ¿Extrañas a alguien en tu vida? Escríbele una carta a esa persona. Si aún la puedes enviar, hazlo, y si es imposible, guárdala como un lindo recuerdo.

7. ¿A quién llevarías tú al refugio antiatómico? ¿Por qué?

8. ¿Alguna vez te has sentido muy mal por algo que hiciste? ¿Esa experiencia produjo algún cambio en ti?

9. ¿Cuáles aspectos de tu vida te cuesta más aceptar? ¿Por qué?


TALLER - R 2.4

Tema: Una Navidad Diferente

Mientras conducía mi auto hacia el hospital aquella húmeda mañana decembrina, no podía sospechar que sería un viaje hacia una sola dirección. Repitiendo lo que había hecho como un ritual en los años anteriores, me detuve en la limitada área de estacionamiento y me dirigí a la oficina de admisión, donde llené las formas necesarias para mi examen física anual de rutina. Era la temporada navideña de 1982. En el centro de la sala de espera había un magnífico árbol de navidad. Daba un bonito toque de bienvenida En el aparato de sonido se escuchaban los villancicos, recordándonos esa temporada tan especial del año y también recordándonos que era “una época llena de alegría”, que “debemos portarnos bien” y que debemos decorar los salones, “con ramas de pino y acebo” y que debemos prepararnos, en general, para la “noche de paz” venidera.
Me encanta la temporada navideña. Siempre ha representado para los Buscaglia la espera de alegres acontecimientos familiares. Cuando papá estaba agonizante, llamó a mi hermana mayor a su lecho de muerte y le suplicó que se encargara de “mantener unida a la familia”. Estaba convencido, como mamá lo estuvo antes que él, de que la manera de lograrlo era celebrando frecuentes reuniones con abundante comida.
—Los rituales son buenos para la mente y para el corazón —solía decir—. Nos proporcionan algo que esperar, algo con que contar. Nunca puede haber demasiadas celebraciones.
Mi hermana tomó este mandato tan a pecho que ella y su marido construyeron un enorme salón familiar y estaban seguros de que duraría por muchas generaciones, para efectuar las reuniones de la familia. Así se podría asegurar que la familia se reuniría durante las fiestas navideñas. En unos cuantos años se hizo evidente que sólo podríamos reunir a toda la familia en un solo lugar, alquilando el gran salón de bailes del hotel local. Las familias, especialmente las italianas, tienen la costumbre de crecer y quedar fuera de control. Nos vimos obligados a dividimos en dos grupos de festejantes en dos lugares diferentes.
Así sería esta navidad, con celebraciones familiares separadas, pero unidos en el amor. La pasta se preparó. El antipasto se planeó, se rebanó y se marinó. Se compraron las aves y se prepararon para rellenarlas. Se hornearon los planes y galletas de navidad y las castañas se hirvieron. Días antes, las cocinas de mis dos hermanas eran una fiesta para los sentidos: alimentos en tentadores arreglos de color, forma, textura y tamaño; los celestiales aromas de romero fresco, orégano, salvia, cebolla, albahaca y ajo. Este sería un banquete digno de los paladares que tantos años habían pasado educando papá y mamá.
Nunca pasó por mi mente que yo no participaría de estas maravillas. A insistencia de mi médico, había apartado las vacaciones navideñas de las clases universitarias para someterme a mi examen físico anual. Allí tuve un ataque cardíaco masivo. Por fortuna para mí, sucedió en el hospital. Caí en brazos de un cardiólogo que se encontraba a unos metros de distancia del pabellón de cardiología. Ocurrió rápidamente, sin advertencia, y me incapacitó por completo. En unas cuantas horas decidieron que si habría de sobrevivir tendría que someterme a una operación de emergencia, por una desviación cardiaca quíntuple. A menudo se dice que los italianos somos la gente que más demuestra sus emociones. De hecho, la longevidad de los italianos con frecuencia se atribuye a esta tendencia a expresar lo que sienten en su interior y, luego, después de expresarlo, lo dejan. Un ejemplo sería la reacción de mi familia ante mi enfermedad. Cuando se conoció la gravedad de mi condición, toda la familia se sumergió en la desesperación y la histeria.
De ninguna forma se celebraría la navidad estando yo en el hospital.
¡Jamás! Lágrimas, oraciones, rosarios y lamentos, sí, pero los festejos bajo estas condiciones no se podían considerar ni remotamente. En general. Se acordó que todos los planes para la temporada navideña se cancelarían de inmediato. No habría navidad, en esta ocasión, para los Buscaglia.
Tuve que gastar casi toda la energía que me quedaba para obtener una débil promesa de que las fiestas navideñas continuarían de acuerdo con los planes, aunque yo no estuviera presente. Después de todo razoné, todo estaba listo: la comida (y ellos tendrían que comer), el lugar de la reunión (y ellos querrían estar con la familia en estas circunstancias), los regalos (ya comprados y envueltos bajo el árbol), y yo no quería ser la causa de que los niños dejaran de tener lo que por tanto tiempo habían estado esperando. No estaba muy seguro de que la familia quedara enteramente convencida, por ellos abandonaron mi habitación en el hospital entre lágrimas, con cierta promesa por mí se reunirían, pero no se sentirían felices.
Es una extraña e inexplicables características de los seres humanos que, por lo visto, nunca podemos apreciar las cosas hasta que se presenta la posibilidad de perderlas para siempre. Las cosas pequeñas que pocas veces ameritan nuestra atención, ahora adquieren un nuevo significado. Empezamos a ver con mayor claridad cómo nos perdemos algunas veces en lo mundano y en las cosas que carecen de importancia. Nos preguntamos cómo es posible que nos quejáramos de tantas pequeñeces, o por no nos detuvimos en el camino el tiempo necesario para experimentar la belleza de la temporada navideña. Me dio mucho en qué pensar, al darme cuenta de que para la mañana siguiente quizá todas estas cosas hubiesen desaparecido para mí… y quizá para siempre.
Por fortuna y a pesar de algunas complicaciones menores, la operación resultó todo un éxito. Todo fue como un milagro. Un cirujano a quien apenas había conocido brevemente, tomó mi corazón en sus hábiles manos y le puso nuevas arterias, para luego regresarlo a su lugar: una especie de renacimiento. ¡Qué maravilla!
En unos cuantos días me trasladaron a una habitación privada en el pabellón de cardiología. Unos desfiles constantes de seres amados se acercaron a mi lecho. Cada una de las personas portaba regalos, cosas que ellos sentían que eran indispensables para mí: lasagna cocida, salchichas hechas en casa, salami, mortadela, castañas en puré, flores, plantas en macetas y mi golosina favorita de la temporada: frittura dussam harina de maíz, empanizada con cáscaras de limón y frita en mantequilla. 
Ahora, más que nunca, estoy consciente de mi mortalidad. En algún momento, aún desconocido, es posible que no tenga la misma suerte que tuve en 1982. Pero es inútil pensar en eso. Prefiero aceptar el reto que sugiere para que el resto de mi vida sea una celebración constante de navidad.
Aún me quedan muchos años por delante para dar, compartir, aceptar y amar. Quiero vivir este tiempo que se me ha asignado en un espíritu navideño. ¿Qué mejor manera hay de vivir? Siento instintivamente que sólo esto de un significado verdadero a la vida y nos ofrece cierto contacto con la inmortalidad.

ACTIVIDAD

1.¿Qué representa para ti la navidad? ¿Hay algo que te gustaría cambiar de la forma como se celebra? Escríbelo en el cuaderno

2. ¿Qué otras maneras existen de unir a una familia?

3. ¿Cuáles son los eventos que, por lo general, celebran las personas? ¿Hay algunas otras cosas que deberían celebrarse? ¿Cuáles?
 
4. ¿Te es fácil expresar tus emociones?

5. ¿Cómo habrías reaccionado de ser tú el enfermo? ¿Y si hubieras sido un miembro de la familia?

6. ¿Has pensado alguna vez en estas realidades de la vida? Redacta un breve ensayo para exponer tus opiniones al respecto.

7. ¿Es posible hacer de la vida una constante celebración? ¿De qué manera? Exprésalo a través de un medio artístico (fotografía, pintura, teatro, etc).