TEMA: SER O NO SER
—¿Qué
quieres ser?
—No, no
quiero ser nada.
—¿Qué
dices?
—Eso. Que
no quiero ser nada.
—¿Pero de
que estás hablando, Fernando?
—Lo que
oyes, amor de mi alma, que “cuando grande” no quiero ser nada. De hecho, no
quiero ser grande.
—Ahora si
que te chiflaste, estas loco, Fernando. Y deja de decirme amor de mi alma que
esta no es una telenovela.
—Pero
parecería. El joven humilde que se enamora de la rica y hermosa heredera.
Nuestro amor debería firmarlo en las calles de ciudad de México.
—¡Fernando!
—Ya, ya…
estaba bromeando.
—Eso
espero, Fernando Alberto Fernández Martínez, o su noviazgo va a ser mas corto
de lo que esperaba.
—Fernando
Alberto… ¡jamás me habías dicho así!
—¿Acaso
no es tu nombre?
—En
realidad no. Así sale en los documentos, pero yo no me siento así. Yo soy
Fernando y ya. Me importa muy poco como me hayan bautizado.
—Ahora
resulta que no eres quién eres, hoy sí que estas para el manicomio.
—Hace
rato que estoy para el manicomio… exactamente desde que te conocí. O para ser
mas preciso, desde que decidiste coquetearme…
—¿Yo?
¿Coquetearte yo?
—Sí, tú.
Antonia, mi Antonia.
—¿Tu
Antonia? Yo no soy de nadie… cuidado, don Fernando.
—¿Ni de
ti misma?
—¿Qué?
—¿Estas
medio sordita? Te pregunto que si no eres de ti, de tu propiedad. Te pregunto
que si Antonia es de Antonia.
—Oye…
ahora sí que me preocupé. ¿Estás borracho?
—¡Antonia!...
—No, en
serio, ¿Qué pasa?
—Nada.
¿No puedo pensar un día? No siempre tengo que jugar futbol o contestar los exámenes.
Hoy he estado pensado. ¿Entiendes? Pensando, hablando conmigo, como hacia mucho
rato no hablaba con nadie… y ¿sabes qué? Descubrí que me caigo bien.
—¿Qué te
caes bien?
—Si. He
descubierto que soy un buen tipo.
—Fernando,
en serio, ¿Qué te pasa? ¿Me estas tomando el pelo?
—No.
Hablo muy enserio. He pensado toda la mañana y he llegado a varias conclusiones
importantes para mi vida.
—¿Y yo no
estoy en esas conclusiones o pensamientos, o como se llamen?
—Por
supuesto, Antonia de mi alma.
—¡Que no
me digas así!
—¿Por qué
no? Sabes que te quiero… ¿o no?
—Claro
que se que me quieres. Si no fuera así no te soportaría… pero ¿Por qué me
tienes que decir así?
—No
“tengo” que decirte así. Lo digo porque me nace, me provoca, lo deseo. Y si te
quiero, ¿con que te quiero? ¿con las ojeras? Pues no, mi Antonia, te quiero con
el alma, te guste o no.
—Pero
suena tan tonto…
—¿Te
parece tonto que alguien te quiera con su alma?
—No. La
verdad hoy si que me estas enredando. Bueno con tal de que me quieras tontazo…
—Pues ni
tan tontazo… hoy las neuronas están trabajando horas extras.
—¿En qué?
—En eso
de ser alguien cuando grande. Todos están preocupados por lo que van a estudiar
y algunos del salón dicen que ya lo sabían desde siempre… que van a ser
ingenieros o médicos o arquitectos… dicen que lo llevan en la sangre.
—¿Y tú?
—¿Yo qué?
—¿Qué es
lo que llevas en la sangre?
—Libertad
a borbotones. Tengo la suerte de que mi padre no me obligo a ser nada. Ni con
su ejemplo, ni con su profesión, ni con sus sermones. Entonces yo, Fernando, no
quiero ser nada… y ser todo.
—¿No
quieres estudiar nada?
—Al
contrario, quiero estudiar muchas cosas. Por ejemplo, leyes, derecho,
jurisprudencia o como quieras llamarla.
—O sea
que quieres ser abogado. Después de todo no estás tan loco, esa es una buena
profesión.
—No, no
quiero ser abogado. Quiero estudiar leyes, pero no limitarme a ser abogado.
—Y si
estudias leyes, ¿no vas a ser abogado?
—No. Voy
a ser una persona que sabe leyes y trabaja de abogado. No voy a ser solamente
abogado. Mi vida no va a ser únicamente el trabajo, la profesión. Voy a ser
Fernando, aunque me echen del trabajo, aunque me cambie de carrera, aunque
trabaje en un lugar o en otro. Pase lo que pase, voy a hablar de globos
aerostáticos, de animales, de la Antártida… voy a coleccionar postales del
mundo entero, a trabajar de mesero en China, a jugar con mis hijos como si
fuera otro niño. No voy a usar corbata jamás. No voy a trabajar 20 horas
diarias, no voy a cambiar mi hogar por mi oficina ni voy a ahorrar y ahorrar hasta
los noventa años. Voy a ser yo, ¿me entiendes?
—Creo que
sí. Y lo que entiendo me gusta.
—Es mi
forma de pensar… no quiero ser parte de las cosas sino un ser humano libre y
completo. No tengo ni idea quién soy ahora… o al menos sólo tengo algunas
pistas, pero de lo que sí estoy seguro es de que quiero ser una persona. ¡La
mejor persona del mundo!
—¿De nada
más?
—Si,
tonta, lo sabes… también estoy absolutamente seguro de que te quiero.
—¿Con el
alma?
—Ja, ja, ja… Sí, con el alma.
ACTIVIDAD
1. ¿Qué responderías cuando te preguntaban: “¿Qué quieres
ser cuando seas grande?”
2. Si hubieras podido elegir, ¿Cómo te llamarías hoy?
3. ¿Podrías afirmar, igual que Fernando, que eres una buena
persona y que te caes bien?
4. ¿Cómo te imaginas dentro de quince años? Haz una breve
redacción.
5. ¿Qué es, para ti, una buena profesión?
6. ¿Cómo definirías a un ser humano “libre y completo”?
No hay comentarios:
Publicar un comentario