Buscar este blog

Taller 3.6 de Ética y valores 9°

TEMA: SER O NO SER

—¿Qué quieres ser?

—No, no quiero ser nada.

—¿Qué dices?

—Eso. Que no quiero ser nada.

—¿Pero de que estás hablando, Fernando?

—Lo que oyes, amor de mi alma, que “cuando grande” no quiero ser nada. De hecho, no quiero ser grande.

—Ahora si que te chiflaste, estas loco, Fernando. Y deja de decirme amor de mi alma que esta no es una telenovela.

—Pero parecería. El joven humilde que se enamora de la rica y hermosa heredera. Nuestro amor debería firmarlo en las calles de ciudad de México.

—¡Fernando!

—Ya, ya… estaba bromeando.

—Eso espero, Fernando Alberto Fernández Martínez, o su noviazgo va a ser mas corto de lo que esperaba.

—Fernando Alberto… ¡jamás me habías dicho así!

—¿Acaso no es tu nombre?

—En realidad no. Así sale en los documentos, pero yo no me siento así. Yo soy Fernando y ya. Me importa muy poco como me hayan bautizado.

—Ahora resulta que no eres quién eres, hoy sí que estas para el manicomio.

—Hace rato que estoy para el manicomio… exactamente desde que te conocí. O para ser mas preciso, desde que decidiste coquetearme…

—¿Yo? ¿Coquetearte yo?

—Sí, tú. Antonia, mi Antonia.

—¿Tu Antonia? Yo no soy de nadie… cuidado, don Fernando.

—¿Ni de ti misma?

—¿Qué?

—¿Estas medio sordita? Te pregunto que si no eres de ti, de tu propiedad. Te pregunto que si Antonia es de Antonia.

—Oye… ahora sí que me preocupé. ¿Estás borracho?

—¡Antonia!...

—No, en serio, ¿Qué pasa?

—Nada. ¿No puedo pensar un día? No siempre tengo que jugar futbol o contestar los exámenes. Hoy he estado pensado. ¿Entiendes? Pensando, hablando conmigo, como hacia mucho rato no hablaba con nadie… y ¿sabes qué? Descubrí que me caigo bien.

—¿Qué te caes bien?

—Si. He descubierto que soy un buen tipo.

—Fernando, en serio, ¿Qué te pasa? ¿Me estas tomando el pelo?

—No. Hablo muy enserio. He pensado toda la mañana y he llegado a varias conclusiones importantes para mi vida.

—¿Y yo no estoy en esas conclusiones o pensamientos, o como se llamen?

—Por supuesto, Antonia de mi alma.

—¡Que no me digas así!

—¿Por qué no? Sabes que te quiero… ¿o no?

—Claro que se que me quieres. Si no fuera así no te soportaría… pero ¿Por qué me tienes que decir así?

—No “tengo” que decirte así. Lo digo porque me nace, me provoca, lo deseo. Y si te quiero, ¿con que te quiero? ¿con las ojeras? Pues no, mi Antonia, te quiero con el alma, te guste o no.

—Pero suena tan tonto…

—¿Te parece tonto que alguien te quiera con su alma?

—No. La verdad hoy si que me estas enredando. Bueno con tal de que me quieras tontazo…

—Pues ni tan tontazo… hoy las neuronas están trabajando horas extras.

—¿En qué?

—En eso de ser alguien cuando grande. Todos están preocupados por lo que van a estudiar y algunos del salón dicen que ya lo sabían desde siempre… que van a ser ingenieros o médicos o arquitectos… dicen que lo llevan en la sangre.

—¿Y tú?

—¿Yo qué?

—¿Qué es lo que llevas en la sangre?

—Libertad a borbotones. Tengo la suerte de que mi padre no me obligo a ser nada. Ni con su ejemplo, ni con su profesión, ni con sus sermones. Entonces yo, Fernando, no quiero ser nada… y ser todo.

—¿No quieres estudiar nada?

—Al contrario, quiero estudiar muchas cosas. Por ejemplo, leyes, derecho, jurisprudencia o como quieras llamarla.

—O sea que quieres ser abogado. Después de todo no estás tan loco, esa es una buena profesión.

—No, no quiero ser abogado. Quiero estudiar leyes, pero no limitarme a ser abogado.

—Y si estudias leyes, ¿no vas a ser abogado?

—No. Voy a ser una persona que sabe leyes y trabaja de abogado. No voy a ser solamente abogado. Mi vida no va a ser únicamente el trabajo, la profesión. Voy a ser Fernando, aunque me echen del trabajo, aunque me cambie de carrera, aunque trabaje en un lugar o en otro. Pase lo que pase, voy a hablar de globos aerostáticos, de animales, de la Antártida… voy a coleccionar postales del mundo entero, a trabajar de mesero en China, a jugar con mis hijos como si fuera otro niño. No voy a usar corbata jamás. No voy a trabajar 20 horas diarias, no voy a cambiar mi hogar por mi oficina ni voy a ahorrar y ahorrar hasta los noventa años. Voy a ser yo, ¿me entiendes?

—Creo que sí. Y lo que entiendo me gusta.

—Es mi forma de pensar… no quiero ser parte de las cosas sino un ser humano libre y completo. No tengo ni idea quién soy ahora… o al menos sólo tengo algunas pistas, pero de lo que sí estoy seguro es de que quiero ser una persona. ¡La mejor persona del mundo!

—¿De nada más?

—Si, tonta, lo sabes… también estoy absolutamente seguro de que te quiero.

—¿Con el alma?

—Ja, ja, ja… Sí, con el alma.

ACTIVIDAD

1. ¿Qué responderías cuando te preguntaban: “¿Qué quieres ser cuando seas grande?”

2. Si hubieras podido elegir, ¿Cómo te llamarías hoy?

3. ¿Podrías afirmar, igual que Fernando, que eres una buena persona y que te caes bien?

4. ¿Cómo te imaginas dentro de quince años? Haz una breve redacción.

5. ¿Qué es, para ti, una buena profesión?

6. ¿Cómo definirías a un ser humano “libre y completo”?

No hay comentarios:

Publicar un comentario