Buscar este blog

Taller 3.2 de Ética y valores 9°

 

Tema: El tiempo no regresa

 Antonia estaba alegre. Su relación con Fernando estaba pasando por ese momento maravilloso en el que todo son sonrisas y bromas, palabras dulces y tiernos apodos. Ese momento en el que volvemos a hablar como niños y la palabra mas dulce para nuestro oído es el nombre del ser amado.

Se levanto temprano, se duchó lentamente, dejando que el agua recorriera su cuerpo durante minutos y minutos, en los cuales se imagino que estaba en una blanca playa del caribe con ese mar de varios tonos de azul que hace que uno crea que el agua es parte de una película… porque es tan asombrosamente azul, tan variadamente azul… tan alucinantemente azul que nos cuesta trabajo creerlo. Estaba en esa playa imaginaria cuando sonó el teléfono. Lo escucho con nitidez, muy claramente, porque entre sus extrañas costumbres estaba la muy femenina de meter el auricular dentro del baño. Los teléfonos inalámbricos habían sido, en opinión de Antonia, uno de los máximos avances de la humanidad. Un brazo chorreando agua imaginaria del caribe alcanzo el aparato.

- Aló… ¿hola?

- ¿Antonia?

- Sí. Con ella.

- Soy yo.

- Yo también soy yo, que coincidencia -bromeó Antonia.

- Tengo que hablar contigo.

- ¿Laura?

- Antonia… estoy mal.

- No te reconocí. Suenas rara, como con gripa… o bronquitis… ¿Qué te pasa?

- Lo peor.

- ¿Qué?

- No puedo hablar… me estoy ahogando. ¿podemos vernos hoy?

- Hoy es sábado, ¿recuerdas? Salgo en diez minutos para la liga de patinaje. Pero, ¿qué sucede? Te noto muy triste.

- Quiero hablar contigo… tengo un dolor horrible…

- ¿Te paso algo? ¿Estás enferma?

- Peor que eso.

- Me asustas… ¿Dónde estás?

- En el infierno.

- ¿Qué?

- Así me siento, de verdad.

- En serio, ¿en dónde andas? ¿Estás en tu casa?

- Sí.

-Espérame…voy para allá. No te muevas.

- ¿Y tú patinaje?

- Tendría que patinarme el cerebro si prefiero irme a la liga en vez de ayudarte. No pensé que la cosa fuera tan grave, pero por lo que oigo…

- Gracias. Te espero. No te demores.

- Vale. Quédate ahí. No te muevas, que llego en unos veinte minutos.

Antonia se vistió como una autómata. No sabia que ropa elegia. Se sentía en la luna, como flotando. Su amiga Laura era una de las personas más alegres que había conocido y esta llamada la había dejado totalmente desconcertada. Estaba llorando. Su voz se había cortado porque estaba llorando y ella nunca había visto llorar a Laura. Había algo mas que tristeza en la voz de su amiga. Había algo roto. Como un cristal del tamaño de un edificio que se hubiera desmoronado de repente o, mas bien, como un diamante duro y violento que hubiera recibido un impacto tan violento que se hubiera agrietado, sin cambiar de forma pero perdiendo todo su brillo. Era como un cuerpo sin alma… no sabia por que pero la imagen que le llegaba a su mente era la de un zombie, uno de esos muertos vivientes de los que tanto se habla en Haití y en las películas de Hollywood.

Antonia espero frente a la puerta de la casa de su amiga hasta que ella la abrió. Estaba vestida con una camiseta larga y vieja. Tenia los ojos como dos brasas rojísimas y llevaba el pelo atado en una cola de caballo lacia y triste. La cara era blanca como la de un muñeco de cera. Subieron en silencio hasta la habitación de Laura. Antonia se sentó en la cama y, con las piernas muy juntas y las manos apretadas, hizo un gesto que quería decir: “Cuéntamelo todo, te escucho”.

Laura la miro largamente como queriendo recordar de su amiga antes de saber lo que tenia que contarle, como queriendo retener esa imagen por mucho tiempo, y luego lanzo una andanada de palabras que parecían una ráfaga de metralleta.

Las palabras dolieron como si fueran balas. Laura conto que había estado embarazada, si, que había estado, porque ella y su novio habían decidido abortar. Ahora llevaba tres días miserables, llorando, sintiéndose una persona asquerosa, un monstro, odiando a su novio, a ella misma y a la vida por ponerla en esa situación. Le saba vergüenza contarle esto a Antonia, pero si no lo hacia se iba a enloquecer.

- ¿Por qué me elegiste a mí? -pregunto Antonia, cuando pudo superar un poco el asombro.

- Porque eres la mejor persona del mundo y se que no vas a contárselo a nadie.

- No creo que sea la mejor persona del mundo, pero lo que si se es que te quiero mucho y lamento lo que paso, casi como si me hubiera sucedido a mí. No voy a hacerte sentir peor, ni quiero darte un sermón-dijo Antonia con firmeza-, pero lo que hiciste es grave y muy pero muy triste. Es doloroso y no se puede solucionar de ninguna forma. Lo hecho, hecho esta y el tiempo no regresa, no tienes una segunda oportunidad para corregir lo que hiciste. No me das asco no nada parecido. Solo siento tristeza infinita y cariño hacia ti.

Antonia se acerco a Laura y tomándola de las manos, continuo:

-Desearía que esto nunca hubiera pasado, desearía que hubieran actuado con mas responsabilidad, tu y tu novio, pero ahora solo puedes aceptar tu error, hablar con tus padres y pedir ayuda de todos los que estén capacitados para dártela. Yo no soy nadie para aconsejarte, pero estaré todo el tiempo que sea necesario al lado tuyo. Lo siento, pero ahora vas a tener que verme llorar, no aguanto más.

Las dos amigas se abrazaron fuertemente y lloraron en silencio, mojando la una la cara de la otra. Era uno de esos días en los que la tristeza nos invade el cuerpo y llena el aire de amargura. Uno de esos en los que nos parece imposible volver a sonreír.

Actividad

1. ¿Cuáles son las personas que mas amas en el mundo?

2. ¿En alguna ocasión has sentido un dolor, físico o emocional, que no creíste poder soportar? Describe las sensaciones que tuviste.

3. ¿Qué opinas de la reacción de Antonia?

4. ¿Cuál es la confesión mas importante que has hecho? ¿A quién?

5.Consulta la encíclica Evangelium Vitae de Juan Pablo II y organiza un debate para comentar la postura de la iglesia católica respecto al aborto.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario