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Taller 2.5 de Ética y Valores. 9°


Taller de ética y valores Nº2.5

Grado 9º

Tema: un millón de preguntas y una sola respuesta

Don José, el chofer, manejaba el auto muy despacio y lo hacía por petición de Antonia, pues ella no deseaba que se acabaran las calles. No tenía miedo de ir al barrio donde vivía Fernando, lo que necesitaba era tiempo. Tenía la cabeza clara, tan clara como había querido tenerla siempre y nunca lo había logrado hasta hoy.
Los dos estaban acomodados en la parte trasera y se escuchaba la música de la radio. Antonia miró fugazmente a su amigo y vio que estaba asustado, sorprendido. Tenía ese rostro impotente que aparece cuando alguien nos desarma con su bondad o su generosidad; cuando alguien nos devuelve las palabras duras o las agresiones con un gesto de dulzura; cuando alguien nos responde con amor y comprensión ante nuestra torpeza, nuestro miedo o nuestra ira.
Fernando estaba a la espera. Su nueva amiga aprovecho el sonido de la música y le dijo:
-Voy a hacerte unas preguntas que quiero que me contestes con completa sinceridad. Como dicen en las películas, quiero que me digas la verdad y nada más que la verdad. ¿Aceptas?
-Sí.
- ¿Estás seguro? Pueden ser difíciles de contestar, pueden ser comprometedoras...
-Sí. Acepto.
- ¿Por qué estás tan seguro?
-Porque una persona que actúa como tú acabas de hacerlo merece toda mi confianza. Nunca nadie me había respondido con tanta dulzura después de haber cometido una tontería tan grande como mentirle. Me respondiste como el árbol del refrán.
- ¿Cuál árbol?
- ¿No lo has oído?
- ¿Oír un árbol?
-No.… el refrán.
-No sé de qué hablas.
-Hay un refrán que dice: “El árbol contesta al hachazo del leñador con una lluvia de flores”.
-Suena lindo.
-No solo suena, es lindo y es verdad. Eso es lo que hiciste hoy conmigo como respuesta a mis mentiras.
-Gracias. Solo trate de ser honesta con mis sentimientos. Al comienzo, los dos primeros segundos, pensé que debía enfurecerme, pero luego mi corazón sintió ternura por ti.
- ¿Solo ternura? -pregunto Fernando con picardía.
-Ya hablaremos de eso. Por lo pronto, ese no es el tema.
- ¿Cuál es el tema?
-Mis preguntas. El cuestionario que quiero que respondas.
-Vale. Adelante, ya te dije que estoy listo. ¿Cuál es la primera pregunta?
-Esta es el número uno: ¿Cuál es la primera persona que recuerdas haber visto en tu vida?
- ¿Qué quieres decir?
-Pues eso. Nada más.
-Pues supongo que...
-No supongas nada...simplemente recuerda... ¿cuál fue la primera cara que viste?
-La de mi mamá.
-Muy bien. Segunda pregunta: ¿Cuál es la fecha que más te gusta?
-Hay dos. La navidad y mi cumpleaños.
-Si te tocara elegir entre las dos, ¿con cuál te quedarías?
-Con la navidad.
- ¿Por qué?
-Porque es un día en el que me siento cumpliendo años, pero en realidad parece que todos están de cumpleaños. Las personas sonríen y se emocionan.
- ¿Con quién pasas la navidad?
-Lógicamente, con mi familia. Mi mamá y mis hermanos. Nos reunimos, cantamos un poco y comemos cosas muy ricas. A veces mi papá llama borracho y llora.
- ¿Te parece lo más normal pasar la navidad con tu mamá y tus hermanos?
-Claro.
-Pues para mí es diferente. Muchas veces mi papá está en un congreso y manda saludos por teléfono, sin llorar y sin estar borracho. Dice “¡Feliz Navidad!” con la misma emoción con que yo digo tarea de algebra. Mi mamá piensa que eso de las celebraciones es muy relativo. No sé muy bien que quiere decir con eso, lo que sí sé es que, en mi casa, la Navidad a veces se celebra el 10 de diciembre, para evitar las congestiones y los ajetreos del 24. En otras ocasiones, no se celebra y las peores son las Navidades que se celebran.
- ¿Qué quieres decir? Eso sí que no lo entiendo.
-Pues quiero decir que cuando por casualidad todos estamos en cada, comemos muy callados, nos damos un abrazo sin ganas y nos vamos a dormir temprano.
- ¿Por qué?
-No lo sé. Me lo he preguntado todos los años de mi vida. Algo está fallando en mi casa y no sé cómo arreglarlo. Es difícil hablar con ellos. Pero tampoco creo que les quede fácil hablar conmigo, a veces me encierro en mí misma como una ostra.
- ¿Tu?
-Sí, yo. Bueno, las preguntas eran para ti, no para mí.
-De acuerdo, continúa.
- ¿A quién extrañas cuando estas de viaje?
-A mi mamá, a Paco y a Lola.
- ¿Son tus hermanos?
-Sí.
- ¿Menores?
-Sí.
- ¿A quién extrañas cuando están todos en casa?
-A nadie, por supuesto.
-Fernando... me dijiste que contestarías la verdad.
-Pero, Antonia, ¿a quién quieres que extrañe si están todos en casa?
-Eso lo respondes tú, no yo.
-Ah, ya entiendo, te refieres a amigos y amigas.
-Solo responde lo que sientas.
-Bueno, pues si, voy a comenzar a extrañarte a partir de hoy, pero es que todo esto ha sucedido muy rápido y no puedo decirte que llevo extrañándote toda la vida... sería absurdo.
-Fernando...
- ¿Qué pasa?
-Sabes que no hablo de mí.
-Está bien. ¿Qué quieres oír?
-La verdad.
-De acuerdo, de acuerdo, lo extraño a él.
-Él tiene nombre.
-Sí, extraño a mi papá, lo extraño muchísimo.
- ¿Por qué no se lo dices nunca?
- ¿Cuándo? ¿Cuándo llama borracho?
-No. Cualquier otro día. Consigues su teléfono, tal vez tu mamá lo tenga, y le hablas. No te guardes todo en tu corazón. Los sentimientos que se guardan se pudren.
-Eso sonó feo.
-Pero es la verdad. Hasta dicen que las personas que viven con odio o que no han sabido perdonar son más propensas al cáncer.
- ¿Y tú crees eso?
-Me parece muy lógico. Entonces, ¿Lo vas a hacer?
-Dame un poco de tiempo. No puedo decirte que lo voy a hacer mañana porque te estaría mintiendo, y eso es algo que no voy a volver a hacer jamás.
-Bueno... aquí va la tercera: Si estallara la tercera guerra mundial, ¿a quién llevarías a un refugio antiatómico?
- ¿Qué?
-Lo que oíste.
-Suena exagerado.
- ¿Pero ¿qué harías?
-Ya sabes... me llevaría a Paco, a Lola, a mi mamá y, si lo encuentro, a mi papá.
-Y si...
-Oye. Ya llegamos. Es esa casa blanca con mostaza. Aquí me quedo. No necesito más cuestionarios. No volveré a avergonzarme de mi casa ni de mi familia. Ya lo capté. Negar a mis dos hermanitos y a mi papá es de las cosas más feas que he hecho. Ya me siento como una cucaracha... ¿contenta?
-No quiero que te sientas como una cucaracha...además serias una cucaracha muy guapa, con esos ojazos... bueno, ese no es el punto. Lo que quería es que supieras que te envidio.
- ¿Qué me qué?
-Si, te envidio, en el buen sentido, porque tienes una linda familia con quien compartir. Nunca lo olvides.
Fernando se bajó del auto con una expresión en la que se mezclaban la sorpresa y el orgullo. El auto se alejó y las luces rojas traseras le parecieron los ojos de un monstruo que se iba para siempre de su vida: el miedo a aceptar quién era.
Actividad
1. ¿Con respecto a que asunto te gustaría tener la cabeza clara?
2. ¿Alguna vez te han respondido con dulzura después de haber actuado mal? ¿cuándo?
3. ¿Cuál es tu fecha del año preferida? ¿Por qué?
4. ¿Cómo y con quien celebras tú la navidad?
5. ¿Crees que en tu casa puede estar sucediendo algo similar que en la de Antonia? ¿Podrías ayudar de alguna manera?
6. ¿Extrañas a alguien en tu vida? Escríbele una carta a esa persona. Si aún la puedes enviar, hazlo, y si es imposible, guárdala como un lindo recuerdo.
7. ¿A quién llevarías tú al refugio antiatómico? ¿Por qué?
8. ¿Alguna vez te has sentido muy mal por algo que hiciste? ¿Esa experiencia produjo algún cambio en ti?
9. ¿Cuáles aspectos de tu vida te cuesta más aceptar? ¿Por qué?


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